Wimbledon es el tercer Grand Slam de la temporada, único que se juega sobre una superficie de hierba. Quizá es ese el dato que le hace tan particular. Como todos los torneos de estas características, dura dos semanas en las que se juegan en las disciplinas de individuales, dobles, dobles mixtos y seniors.
Wimbledon nació en 1877, organizado por el All England Lawn Tennis and Croquet Club y disputado sobre una cancha cercana a Worple Road. Los primeros años sólo acogió la disputa de partidos entre hombres en su versión femenina. No sería hasta 1884 cuando se agregaron los indivisuales femeninos y los dobles masculinos. El resto de disciplinas -dobles femeninos y dobles mixtos- no se jugaron hasta 1913.
En 1922, el campeonato se trasladó a la ubicación en la que se encuentra hoy en día, en una cancha cercana a Church Road. La mala noticia para el club llegó en 1940, cuando el complejo fue bombardeado por las fuerzas alemanas, quienes arrojaron cinco bombas que impactaron sobre el techo de la Pista Central y la Sala de Equipamiento, que tuvieron que ser restauradas.
Al contrario de lo que ocurre en otros países, Wimbledon tiene fama de ser gafe para los suyos. La prueba latente está en que el palmarés masculino no inscribe el nombre de un británico desde que lo hiciera Fred Perry en 1936. Lo mismo acurre en el palmarés femenino, con Virginia Wade como última ganadora británica, allá por 1977. Mucho ha llovido, y más tratándose de este torneo, desde entonces.
Precisamente para combatir las inclemencias climatológicas, este año Wimbledon cuenta con la novedad del techo retráctil en la Pista Central, para que, en caso de ser necesario, se pueda cubrir el estadio y el juego transcurra con normalidad. Estrenado el pasado mes de mayo con André Agassi, Steffi Graf, Tim Henman y Kim Clijsters como protagonistas, es más que probable que su estreno oficial tenga lugar durante esta edición que empezará el próximo 22 de junio y que concluirá el 5 de julio.
Los colores verde oscuro y púrpura son los tradicionales de este torneo. Es el único torneo donde se exige que la vestimenta tanto para masculino como femenino sea cerca del 100% de color blanco, de ahí que este deporte sea conocido como el deporte blanco.
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